No hay duda que día tras día esta gran ciudad se transforma más en un pandemonium. Desgracidamente esta última semana, me ha tocado vivir situaciones que me aterrorizan cada vez más. El otro día estaba caminando por la ex Av. Juarez ahora tomada por la izquierda perredista de nuestro país, y no pude soportar ver el área de baños que se han destinado para el servicio de los militantes del Peje y ver como uno de ellos tenía una fuga terrible de donde la mierda emanaba toda aguada. Sí, se que esto es muy desagradable pero !NO ESTUVIERON AHÍ! Por pudor no dije nada a mi novia que caminaba conmigo y que es anti-peje en este momento, por que seguro que se le aventaba a bolzasos a la señora que había metido a su niño en ese lugar.

Para colmo, no he podido dejar de caminar sin llegar con el agua metida entre los tennis y con el pantalón hecho un desastre. Para colmo, yo soy de esos chicos prácticos que nos gusta dobletear el pantalón por que lo sentimos ya menos tieso. Ustedes saben que la sensación de ponerte un pantalón recien salido de la lavadora es una de las cosas más horrendas que hay, parece que traes puesto un pedazo de cartón entre las nalgas y la entre pierna y no es nada padre. Por esa razón; como muchos otros individuos en este orbe, procuro evitar a toda costa el hecho de ponerme un pantalón limpio, a menos que ya no tenga más remedio por que este ya de palano hiede de mugre; pero eso es otra historia.

Odio que llueva en esta ciudad. Al contrario de mucha gente, disfruto ver llover y el clima frío. Sin embargo, este clima es más difrutable en casa y con la compañía de tu lover, que en medio de la calle y a punto de meterte al metro, tratando de esquivar los charcos y sobre todo... a la gente con comida en las manos amenazando con tirartela encima.

La mugre, el olor a tacos en los puestos del trapito de la muerte, el Peje, las lluvias, las inundaciones... hacen que cada vez más quiera irme a vivir a otra parte... lejos de aqui, lejos de todos ustedes... chilangos... mi maldición y mi bendición...